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Una lección de Panamá

  • Solange Paredes
  • Dec 22, 2022
  • 2 min read

Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI).


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“... diplomacia científica” se ha convertido en un sinónimo de “asesoramiento científico...”

A medida que se fue popularizando la noción de diplomacia científica, los principales actores de los ecosistemas científico y tecnológico se reunieron para definir una visión unificada acerca de las prioridades de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) para su país. Esto con el fin de que políticos y diplomáticos puedan promover mejor los intereses nacionales. Crucialmente, dichos intercambios hicieron que la comunidad científica sea visible no solo para los diplomáticos, sino también para las instituciones gubernamentales y sociedad civil en general, quienes identificaban -tal vez por primera vez- los beneficios que la generación local de conocimiento puede traer.


Cabe resaltar que las interacciones entre científicos y tomadores de decisiones se dieron en un contexto donde el país no tenía aún un marco legal de asesoramiento científico para los hacedores de políticas públicas. Es por esto que, hoy por hoy, “diplomacia científica” se ha convertido en un sinónimo de “asesoramiento científico” en Panamá. Así, el ministerio de ciencia de ese país está considerando incluir un capítulo en la nueva ley de CTI donde se combinen ambos términos y se implemente el acceso al expertise científico local por parte de las autoridades.


¿Qué podemos aplicar en el Perú?


Al igual que en Panamá hace cinco años, la diplomacia científica aún resulta desconocida para la mayoría de científicos, políticos y diplomáticos en nuestro país. Asimismo, el Perú aún no cuenta con un marco legal que permita el asesoramiento científico formal dirigido a las autoridades. Más aún, aunque ha sido anunciada la formación de un nuevo ministerio de CTI, aún no queda claro cuáles serán las estrategias y perspectivas para dicho ministerio.


A priori, estas condiciones pueden parecer lamentables; sin embargo, en DiploCiencia, creemos que este status tan incipiente es un excelente caldo de cultivo a partir del cual se pueden generar nuevas oportunidades de cambio. Para esto, es esencial: i) dar a conocer el concepto y potencial de la diplomacia científica, ii) aprender de distintos países en otros continentes que llevan desarrollando este concepto hace más de 10 años y, sobre todo, iii) revisar cómo otros países de la región están trabajando este tema para abordar desafíos actuales y anticipar retos futuros.


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